En las compraventas de las empresas surge el consustancial debate de la valoración de la empresa, con distintos argumentos por ambas partes, que se ponen encima de la mesa, y que al final quedará ajustado a un precio entre comprador y vendedor. Ahí podremos discutir mucho, aunque siempre están los criterios habituales (ventas, resultados finales, ebitda, flujos de caja, etc.) que nos van a ayudar a converger; pero dónde no debe haber discusión es dónde se crea el valor, y eso lo tenemos claro que es en la Cadena de Valor.
¿Qué es la Cadena de Valor?
La Cadena de Valor Empresarial, o Cadena de Valor, es un modelo teórico que permite describir el desarrollo de las actividades de una organización empresarial generando valor al cliente final, descrito y popularizado por Michael Porter, profesor de Harvard; en su obra Competitive Advantage: Creating and Sustaining Superior Performance (1985). Es decir, estamos hablando de paradigmas - que utilizamos casi todos, no siempre ha sido así - propuestos hace 35 años.
Este concepto de actividad se ha ido asentado como base o elemento de definición y composición de la empresa en el sentido más amplio. También Robert Kaplan – profesor a su vez en la Universidad de Harvard – utilizó este concepto de actividad en su modelo de costes ABC (Activity, Basic , Costing) o Coste por Actividades.
En anteriores artículos, hemos hablado de Valor Económico y de Propuesta de Valor; pues bien con la Cadena de Valor completamos e integramos estos conceptos, ya que a través de esta última y sus actividades, creamos valor y ofrecemos nuestros productos - la propuesta de valor - al cliente de la mejor forma, para que sobresalga y sea elegida por él entre todas las que se le presenten. También, decimos y aceptamos que las empresas son procesos, que a su vez se componen de actividades y que estas actividades se descomponen en tareas.
Hablando de procesos, la gestión por procesos es un concepto también cada día más asumido y puesto en práctica por las empresas de primer orden. Es transversal, y rompe con la tradicional verticalidad organizativa de las mismas. Esto va a requerir más colaboración entre los distintos departamentos donde se realizan las actividades de transformación de los inputs, con el objetivo común de conseguir el resultado marcado, el output final, con la máxima eficacia, creando valor. Eso justifica, y es la razón de ser de cada proceso de la empresa. La guía es pensar siempre en el trascurso de la Cadena de Valor de ese proceso, en el cliente tanto interno y como externo.
El que todos entendamos lo mismo, nos facilita la comunicación, y nos hace ser mucho más eficaces, dentro y fuera de la empresa.
Carlos Tejedor Franco
Cofundador de Puente Relevo Search Fund
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